Esmeralda Fernández Barrones
TIPS 3 DE PROTOCOLO: PERDÓN, ¿EMPEZAMOS DE NUEVO?

Imagen de Lina Trochez facilitada por Unsplash.
Perdón, disculpa, excúseme, me permite,… son muchas las expresiones que usamos para, bien pedir permiso o bien arrepentimiento (ambas giran entorno a una acción, la única diferencia es el orden de su uso, es decir, antes o después de hacerlo). Está claro que una disculpa, da igual su intención, siempre es bien recibida y muestra un grado de humildad, gentileza y empatía mayor de quienes obvian su significado por indiferencia.
Es un gesto muy humano pues nos permite tratar al otro como igual y refleja una buena voluntad para mejorar una situación que ya no podemos cambiar. Hace partícipe a otra persona y aunque, su respuesta no influye en el comportamiento adecuado del perdón, es preciso decirlo con tono firme y mirando a los ojos. Se dice que la mirada es el reflejo del alma y qué mejor disculpa que la que está llena de sinceridad.
Es importante destacar que no siempre controlamos nuestras acciones y tampoco tenemos la autoridad de influir sobre las decisiones de los demás (somos vulnerables), de ahí que la disculpa no debería ser signo de oportunismo social, campaña política o ego altanero, en el sentido más individualista, sino todo lo contrario: el aspecto más humilde que nos ayuda a liberarnos de una carga que, en muchas ocasiones, nos asfixia y nos desvela en las noches más largas.
Por eso desde Barrow Lifestyle, planteamos la disculpa desde dos perspectivas diferentes, pero de igual intención:
TIP 5: PERDÓN DE PERMISO
O lo que es lo mismo, utilizarlo antes de una acción bien porque implique el permiso o la acción de otra persona o la posibilidad de dar una opinión, a pesar de que nadie nos la haya pedido. En la mayoría de casos, no suele ser intrusiva y también la podemos usar para pedir paso, la atención de alguien o el favor preciso de algo que necesitamos agilizar.
TIP 6: PERDÓN DE ARREPENTIMIENTO
El arrepentimiento implica una reflexión de la acción que hemos hecho mal (o, a nuestro juicio, no como sabemos y debemos hacerlo) y un tiempo de meditación para dar una explicación racional de lo sucedido. Es conveniente contextualizarla en un diálogo libre de tensiones, juicios y, mucho menos, atropellado en el tiempo. No olvidemos que el arrepentimiento es una disculpa de nuestras acciones y, en ningún caso, es consecuencia de las actitudes de la otra persona. Así que no convirtamos la disculpa en un partido de tenis o ping-pong esperando que nuestro perdón sea el mejor revés. Hay que ser elegantes y respetuosos (se pide disculpas por lo acontecido y punto).
No es fácil, a veces doloroso, hay que dejar el orgullo aparcado para acceder a nuestra mejor versión como personas. El objetivo de la disculpa es el aprendizaje para ser cada vez mejor y deja libertad al otro de aceptarla o no y, por lo tanto, una respuesta a ser “perdonado” y librar batallas que con suerte puede durar años (hay veces que no llegamos porque el tiempo del arrepentimiento ya ha pasado y las personas que queríamos pedir perdón ya se han ido). No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Y es que a buen entendedor,…

Imagen de Feliz Koutchinski facilitada por Unsplash.
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